19/03/2020: patente europea EP 1 694 829 B1, otra información incorrecta sobre COVID-19
COVID-19, la enfermedad que está cosechando miles de víctimas y que está afectando a todo el mundo, ahora es víctima de malas interpretaciones todos los días.
En los últimos días, una patente (EP 1 694 829 B1) llamada “Nueva cepa de SARS asociada con el Coronavirus y sus aplicaciones” se distribuye a través de las redes sociales.
Según algunos, esta patente es prueba de que ya en 2004 algunos investigadores franceses conocían el virus SARS-CoV-2 y la vacuna para derrotarlo.
Por lo tanto, el plan de alguien para propagar deliberadamente el virus estaría en su lugar.
Sin querer discutir quién difundió la noticia, queremos centrarnos en la patente tratando de dar una explicación racional.
En noviembre de 2002, una forma atípica de neumonía muy grave llamada “Síndrome respiratorio agudo severo”, abreviado como SARS, comenzó a extenderse en la provincia de Guangdong (Cantón) en China.
La enfermedad, identificada por primera vez por el médico italiano Carlo Urbani (quien luego murió debido a ella), produjo una epidemia durante un período de tiempo que se extendió desde noviembre de 2002 hasta julio de 2003, resultando en 8096 casos y 774 muertes en 17 países (por la mayoría en China continental y Hong Kong), con una tasa final de letalidad de 9.6%.
Esta enfermedad fue causada por un coronavirus (llamado así por su apariencia bajo un microscopio), que los científicos chinos rastrearon en murciélagos a fines de 2017, con las civetas como vectores intermedios.
El virus responsable de esta enfermedad se llamó SARS-CoV (es decir, SARS asociado con Coronavirus), a veces también escrito como SARS-CoV-1.
Desde 2004, no se han reportado otros casos de SARS en ninguna parte del mundo.
A principios de 2004, los tres investigadores del Institut Pasteur, el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y la Université Paris VII, todos de París (Francia), comenzaron a investigar para encontrar una vacuna eficaz contra el virus del SARS-CoV.
La investigación comenzó analizando una muestra de un paciente con SARS, que figura en el número 031589 y que se realizó en el hospital francés de Hanoi (Vietnam).
En diciembre de 2004, los investigadores solicitaron una patente (EP 1 694 829 B1) para una vacuna candidata contra el virus SARS-CoV.
La patente de 2004 describe el descubrimiento del virus y, por lo tanto, la invención de una estrategia de vacunación contra este virus, no la invención del virus en sí.
Además, solo unos pocos laboratorios en el mundo pueden recrear artificialmente un virus.
Actualmente, Francia no cuenta con el equipo necesario para llevar a cabo la genética inversa, esencial para la regeneración artificial de un virus.
Esta tecnología, creada en la década de 1980, consiste en recuperar el virus de una copia del ADN del genoma de ARN.
El nuevo coronavirus, llamado SARS-CoV-2 y responsable de la enfermedad COVID-19, ciertamente pertenece a la misma familia, pero tiene poco parecido con el SARS-CoV.
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